192014Jun

Elaboración general de colodiones

Quizás para muchos esta entrada la tengan más que superada pero a lo mejor puede ser útil para formulistas iniciados. En algún curso me preguntan: “Cuando preparo un colodión con salicílico y láctico me queda como una pasta de difícil envasado en un frasco cristal topacio, ¿A qué se debe?, ¿hago algo mal?, ¿esto es normal?”. Mi contestación es rápida: “¿Dónde hace el colodión?”. La alumna me contesta con cierto asombro lo siguiente: “Pues en un mortero…”

Pues ahí está el error, nunca se debe preparar un colodión en un mortero ya que el éter que lleva este excipiente se evapora rápidamente “dejando cada vez más al descubierto” la capa de piroxilina que contiene. Al final se obtiene una especie de pasta reseca impresentable e inviable desde el punto de vista galénico. Hablando claro: “una auténtica chapuza farmacéutica”. Las soluciones en colodión deben prepararse en el mismo envase de dispensación (frasco cristal topacio) para evitar la rápida evaporación del éter. Se añadirán el colodión y los activos correspondientes (generalmente ácido salicílico y ácido láctico) y se agitará con varilla de vidrio hasta la completa disolución. Pueden existir otros activos que necesiten algún solubilizante adicional como ocurre con el 5-Fluorouracilo o la cantaridina, pero ya nos ocuparemos de ellos en otra próxima entrada de este blog.

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Aspecto de un colodión elaborado en mortero. Debido a la evaporación del éter se obtiene un semisólido pastoso impresentable.


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