Existencia de masas grumosas en una emulsión base
En la entrada de hoy se analiza cómo en algunas ocasiones se pueden obtener emulsiones grumosas, francamente inestables por realizar un proceso de emulsificación inadecuado. El farmacéutico se dispone, por ejemplo, a preparar una simple y sencilla base de Beeler. De acuerdo, sabe perfectamente que debe calentar ambas fases por separado en un baño de agua a 70-75º C y, una vez fundida la fase oleosa, saca ambas fases del baño y añade la acuosa sobre la oleosa en pequeñas porciones agitando hasta enfriamiento. Ya tiene la emulsión, pero observa al coger una pequeña porción con una espátula metálica la existencia de masas grumosas de irregular tamaño que no tendrían por qué aparecer. Bien, no le da mucha importancia (piensa que simplemente es algo estético) e incorpora de forma adecuada los activos prescritos según la receta que tiene delante. Al cabo de un tiempo viene el paciente con la emulsión separada en dos fases. Efectivamente, la emulsión ha experimentado ruptura. ¿Qué ha podido pasar? Algo no se hizo bien. Esas masas grumosas de tacto graso nunca tuvieron porqué formarse y son las que de alguna forma han originado la ruptura de la emulsión. ¿Cómo se han formado? Las sustancias grasas sólidas (que no semisólidas como la vaselina o lanolina) como alcoholes grasos, ceras, ácidos o ésteres grasos pueden solidificar por diferencia de temperatura si cuando se adicionan las fases, la fase acuosa está a una temperatura algo menor que la fase oleosa. Se produce pues, la solidificación de esos cuerpos grasos en mayor o menor medida produciéndose esas masas grumosas descritas al principio de esta entrada. También se pueden producir si mantenemos la temperatura de emulsificación poco tiempo una vez fundida la fase oleosa.
En resumen: en las emulsiones en cuya fase oleosa existan sustancias grasas sólidas (no semisólidas) hay que cerciorarse que la unión de fases se haga a la misma temperatura (que será la de emulsificación) y que una vez fundida la fase oleosa, se mantenga un tiempo prudencial a dicha temperatura junto a la acuosa hasta antes de proceder con la emulsificación propiamente dicha. Habrá ocasiones en que no se llegue a romper la emulsión, pero en otras, sí.
En estas dos fotografías se aprecian los grumos cerosos de una emulsión en donde las fases se añadieron a distinta temperatura durante el proceso de emulsificación.
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